Toda esta propuesta va acompañada del cuidado tan fundamental, sobre todo a esta edad, de la higiene, la alimentación y el descanso de los niños. Colegio York acompaña a los padres en el proceso de que los niños se independicen al realizar sus necesidades, y pone un cuidado muy especial en la elaboración de las comidas. El menú mensual de York es coordinado con el asesoramiento de nutricionistas atendiendo a las necesidades de los niños de esta edad (y de cada niño en particular) y se envía a los padres el último día hábil del mes anterior al que esté por comenzar. La sala de 2 años está especialmente equipada con colchonetas, almohadones y mantas para asegurar la calidad de descanso de nuestros pequeños alumnos.
La sala de dos años, último año del Primer Ciclo del Nivel Inicial, sienta las bases para los siguientes tres años que completan el Nivel. Como tal, debe colaborar en el desarrollo de hábitos que se forman en el hogar y que se profundizarán hasta los cinco años, favoreciendo progresivamente la identidad y autonomía de cada niño. El objetivo de esta sección es lograr el equilibrio adecuado entre el cuidado de los niños y su educación.
Colegio York apunta a involucrar a las familias en este primer paso dentro del Jardín así como lo hará en las secciones siguientes: fomentando la participación real y activa de cada grupo familiar dentro de la institución. Dada la corta edad de los niños en pre-jardín, es fundamental la comunicación fluida y constante entre la familia y el colegio. Varios instrumentos se ponen en práctica en Colegio York para mantener un canal de diálogo eficiente.
Áreas
La formación personal y social
para que los niños continúen descubriéndose a sí mismos y explorando la existencia del otro más allá de la familia; para que desarrollen hábitos de higiene y cuidado de su propio cuerpo; para que conozcan y ayuden a construir pautas de convivencia; para inculcarles progresiva seguridad en sí mismos y en la relación con el resto del grupo. En la práctica se apunta a que los niños aprendan a ordenar la sala y utilizar el baño, a prestar sus cosas y a pedirlas de manera amable, a compartir y a formar lazos saludables con sus pares y sus mayores.
La exploración del ambiente
para que los niños conozcan el mundo a su alrededor, aprendiendo relaciones de causa y efecto a través de la exploración con juguetes, experimentos o el “proyecto de huerta” de Colegio York; para que realicen simulaciones de situaciones cotidianas en unidades didácticas como “el almacén, la panadería o el kiosco”; para que se inicien en los ejercicios de conteo y numeración, a través de juegos que requieran contar o canciones que incluyan números – una secuencia didáctica planteada en Colegio York es la de “la cocina”, que involucra varias áreas de conocimiento como alimentos, cantidades y procedimientos en los cuales se debe seguir pasos en el orden correcto. El proyecto de cocina es uno de los favoritos entre los niños y permite abarcar a través del juego y al “aprender a hacer” un gran número de saberes y destrezas.
El desarrollo motriz
para que los niños continúen conociendo su propio cuerpo y sus límites; para que afinen su motricidad a través de desplazamientos de diferentes tipos, adquiriendo a su vez el tan fundamental “freno inhibitorio”; para sentar las bases de lo que luego se llamará “Educación Física”. Actividades planteadas para estos objetivos incluyen la utilización de diversos elementos como sogas que ubicadas a diversas alturas permiten explorar la capacidad de salto y alcance de los niños, o combinar movimientos como la carrera, el reptado o la cuadrupedia. Plantear diversas maneras de caminar (de costado, en puntas de pie, etc.), deslizarse en rampas o toboganes, trepar colchonetas apiladas, esquivar obstáculos, son algunas de las actividades que fomentan la motricidad. Los espacios de mayores dimensiones en Colegio York como el parque verde o el SUM se utilizan para desarrollar por ejemplo habilidades motoras no locomotivas, como girar, rodar, arrastrarse o gatear. Todas las actividades se acompañan por momentos en donde se frena el movimiento: no sólo es importante regular la actividad sino poner en juego la inhibición motriz.
La comunicación y la expresión
para que los niños desarrollen no sólo el lenguaje oral, sino el no-verbal y hasta tengan sus primeros contactos visuales con la lengua escrita; para que exploren diversos formatos artísticos reconociendo y utilizando colores, texturas y formas; para que exploren la sonoridad de materiales no-instrumentales y de instrumentos convencionales, reforzando el vínculo con la música y las canciones que seguramente traerán desde sus hogares. Como se ve la expresión como área de aprendizaje se refiere a tres lenguajes principales: el oral/escrito/no-verbal; el artístico; y el musical – y apunta a reforzar y acompañar el increíble avance que los niños demuestran a esta edad en todas sus vertientes de comunicación. Las actividades que plantea Colegio York en este sentido, y sobre todo para sala de 2, son demasiadas para enumerar en este espacio, pero incluyen: el desarrollo de la oralidad a través de situaciones reales como invitar a un amigo a jugar, dividir juguetes o tareas u organizar una actividad, aprovechando para el “habla-y-escucha” los momentos como la llegada al jardín, el saludo inicial, los momentos de las comidas, la presencia de algún invitado; los títeres, elemento fundamental para establecer un diálogo “a través de” – títeres de dedo, de manopla, de palito, o más complejos; la lectura de diversos géneros en clase y en la casa, basada en la biblioteca específica que Colegio York tiene en cada sala; el arte a través de dactilopintura sobre diferentes soportes (papel madera, cartón corrugado, etc.), exploración de masas con diferentes texturas, modelado en arcilla y grafismos en diferentes soportes e instrumentos. Cada sala en Colegio York cuenta con una pared que funciona como pizarrón, para tener un elemento más de apoyo para que los niños desplieguen su creatividad.
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